El material también también es ecológico, resistente ante impactos y aislante ante el agua


La Universidad Miguel Hernández de Elche (UMH) ha desarrollado y patentado un yeso ignífugo capaz de proteger las obras de arte de los museos. El investigador José Antonio Flores Yepes, ha logrado mejorar el material incorporando un aditivo orgánico a base de ácido cítrico que aporta cualidades térmicas y que resiste frente a impactos. Además, es un material aislante tanto con el fuego como con el agua.

Otro de los proyectos consiste en sustituir el ladrillo cerámico por este tipo de yeso. Se trata de un material considerado ecológico porque en su fabricación se emite hasta un 98% menos de dióxido de carbono (CO2) a la atmósfera que otros productos similares como el ladrillo cerámico. Este hecho es posible porque, en su fase de fabricación, requiere temperaturas entre 180 y 250 grados centígrados unos minutos frente a los cerámicos, que demandan una fase de secado y otra de cocción entre 800 y 900 durante 20 horas, mientras que otros materiales parecidos y sin tanta capacidad contra el fuego, como el hormigón (cemento), necesitan aún más calor en su fase de producción (1.450 grados).

Según ha explicado el investigador Flores Yepes, el aditivo orgánico incorporado es “muy económico”, ya que tiene un coste de 6 euros cada kilogramo y únicamente se requiere mezclar porcentajes desde 0,06 hasta un 1 gramo por cada kilo de yeso, según el uso al que se destine.
Este material, especialmente dirigido a la protección contra el fuego de alta intensidad, ha sido ensayado satisfactoriamente en el parque de Bomberos de Molina de Segura (Murcia) y tuvo la supervisión del museo del Prado de Madrid, así como de varias empresas privadas como Prosegur y la ilicitana Fire Test SL.

Concretamente, este yeso se usó para recubrir con un espesor de dos centímetros los contenedores metálicos o de madera, empleados en los centros logísticos o de traslado de obras de arte. Ha demostrado que, en incendios, protege durante varias horas a temperatura ambiente el interior de los embalajes, sometidos a una intensidad de fuego de entre 800 y 900 grados centígrados en el exterior. Esta cualidad debería proporcionar tiempo a la actuación de los servicios de emergencias de un museo o de un centro logístico que albergue obras de arte para evitar daños.


Fuente: https://comunicacion.umh.es/